lunes, 26 de octubre de 2009

Gracias a Internet

Nuestra sociedad funciona siguiendo una serie de normas, algunas marcadas por la naturaleza y las ciencias matemáticas, físicas, químicas, biológicas… Los seres humanos tenemos un control limitado sobre estas reglas, podemos conocerlas, y aplicarlas, pero no modificarlas.



Tenemos también otra serie de normas marcadas por las ciencias sociales, creadas totalmente por los humanos, y dependientes en mayor o menor medida de la cultura. Estas normas, algunas con mayor o menor sentido, intentan regular el funcionamiento de los seres como sociedad.



Ninguna persona tiene todos los conocimientos que hay en el mundo, pero sí que es posible, y muy probable, que en algún momento de su vida necesite asesoramiento sobre algún tema que se sale de su alcance.



En mi caso particular entiendo muy bien las leyes de la naturaleza, pero no entiendo algunas de las leyes impuestas por la sociedad (derecho, fiscalidad …)



En el mundo ideal habría alguien a quién acudir que pudiera asesorarte y ayudarte a encontrar una solución.



En el mundo real, parece ser que las cosas no son como deberían…



Hemos estado muchos meses intentando encontrar la mejor manera de resolver un asunto.



Durante esos meses hemos ido a preguntar a bancos, asesores fiscales, notarios…



Las respuestas que obteníamos eran curiosas, desde “es muy caro, varios miles de euros”, “no hay otra manera”, ”no es posible”, “no se puede hacer”… hasta simplemente el silencio.



Ante estas dificultades no me quedó más remedio que buscar asesoramiento en la gran base de datos del conocimiento del siglo XXI, Internet.



En internet hay mucha información de todo tipo, cualquiera puede poner su granito de arena, el problema entonces es que no sabes que creer y que no (aunque la tendencia humana natural es darle más credibilidad a la respuesta que más nos gusta escuchar).



Busqué muchas veces y en muchos sitios, pregunté en foros, leí sobre leyes (incluido el código civil), poco a poco empecé a entender algunos conceptos y adquirir parte del vocabulario.



Mi búsqueda fue fructuosa, encontré una consulta vinculante a hacienda que describía justo nuestro caso. Pero como ya dije, no entiendo de leyes, ni de fiscalidad, así que intenté que alguien me explicara su alcance y la forma de realizarlo.



De nuevo no obtuve respuesta ni de notarios, ni de bancos ni de asesores fiscales…



El colmo fue cuando decidimos ir al origen de nuestra información Hacienda, a hacer la famosa pregunta. La primera respuesta a la pregunta fue “no es posible hacerlo”.



En ese momento saque mi impresión con la respuesta vinculante de hacienda, y le dije “y esto entonces que pone aquí, que dice que sí es posible que significa?”.



Estuvieron leyendo el documento un rato, hasta que vinieron y nos dijeron “esta muy claro, ahí lo pone todo, lo podéis hacer y no cuesta nada, solo tenéis que guardar la documentación para demostrar lo que habéis hecho”.



En ese momento dentro de mí se mezclaron sensaciones de alegría, por tener por fin la solución, y de rabia, impotencia por no haber podido conseguir ayuda útil de nadie…



¿Qué hubiera pasado si esta misma cuestión se nos hubiera planteado hace años, antes de existir Internet? No hubiéramos encontrado la solución a nuestro problema.



Peor aún, ¿Qué pasa hoy en día con la gente que se conforma con la respuesta del asesor, del banco, del notario o de la propia hacienda sin investigar un poco? Se quedan sin solucionar el problema, o tienen que invertir muchísimo dinero en hacerlo de una forma equivocada.



Es increíble el poco interés que muestran en general en España los profesionales sobre cualquier tema. Si les planteas una pregunta un poco difícil, diferente, en lugar de tomarlo como un reto e investigar, responden con las respuestas de siempre, fáciles, aunque incorrectas.



Menos mal que vivimos en la era de las Tecnologías de la Información.


Menos mal que no nos conformamos con creernos las respuestas que nos dieron.

lunes, 5 de octubre de 2009

Ya pasó todo

Poco a poco toca volver a la normalidad.

Ya pasaron los nervios,
ya se acabaron los preparativos,
todo se convirtió en un bonito recuerdo,
disfrutamos de momentos maravillosos
y de lugares fantásticos,
ahora toca volver a la rutina y a la realidad.

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